Palabras del Papa expresan aprobación parcial del uso del preservativo

Declaración del Sumo Pontífice ha creado una polémica sobre la apertura de la Iglesia ante las formas de anticoncepción. El Padre Antonio Heinz Escorche, la doctora Tamara Rosales, y Freddy Goncalves, licenciado en Letras y homosexual, discurren sobre el verdadero alcance de estas afirmaciones

Indira Rojas

A un año de haber afirmado, durante un viaje apostólico a África, que el uso de los preservativos no ayudaba a combatir el sida sino que “al contrario, sólo aumentan los problemas”, Benedicto XVI señaló que el condón puede ser usado en algunos casos para “reducir los riesgos de infección”, por ejemplo, por mujeres o hombres que se dediquen a la prostitución.

Aún cuando sus declaraciones no pertenecen a un contexto formal, ya que están contenidas en una entrevista realizada por Peter Seewald, fueron suficientes para crear debate. El vaticano ha intentado matizar las palabras del Papa, asegurando que mantienen su posición contra el uso del preservativo como forma de anticoncepción; pues no lo consideran “una solución moral”.

Aunque la prensa y algunos vaticanistas muestran un rostro positivo a esta nueva posición de Benedicto XVI, la apertura de la Iglesia sobre el uso del condón y otros anticonceptivos tiene mucho camino por recorrer para representar un verdadero cambio en los dogmas católicos. Se aceptó el preservativo como un mal menor frente a la problemática de la transmisión del VIH, pero esto no significa un consentimiento total de su uso.

La “solución moral”

“Pensar en el uso del preservativo como solución es como pretender que con tapar la gotera de la casa estamos controlando la catástrofe causada por las lluvias”, aseveró Heinz, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Lourdes. El religioso definió las palabras del Papa como “acertadas” y recalcó que éste debe realizarlas con mucha cautela, pues su responsabilidad no es “tarea fácil hoy en día”. Para Heinz “el problema es que el sexo necesita ser vivido responsablemente, con educación adecuada y acertada, y al no alcanzar este cometido se oferta el preservativo como prótesis”, según manifestó al preguntársele sobre el debate generado.

Por el contrario, para Goncalves las soluciones morales son un tema peligroso porque “los tiempos y la cultura han cambiado”.  Además, observa que la Iglesia tiene un conflicto interno moral que no ha remediado: “Lo que realmente no tolero y tampoco acepto es la falsa moral, y es que no puedo leer al Papa sugiriendo este tipo de soluciones morales meses después de que se destaparan los miles de casos de pederastia sin solucionar. No es que diga que él apoya la pederastia, pero como alteraba al clero, no fue lo suficientemente tajante en las decisiones a tomar”.

Una Iglesia ¿moderna?

La doctora Rosales dice que la Iglesia debe adecuarse a las necesidades de la sociedad, y advierte: “Si ésta está en contra del uso del condón hay mayor curiosidad por lo prohibido, sobre todo en los adolescentes, y eso aumenta los embarazos no deseados”. Conoce pacientes que respetan a cabalidad las directrices católicas y afirma que: “Muchos indican que si tienen mayor cantidad de hijos al menos alguno irá a la universidad y logrará sacar adelante a la familia”. Sin embargo, ella manifiesta que hay un cambio total en la posición de la Iglesia.

Mientras, Goncalves se muestra escéptico sobre la posibilidad de una transformación en la misma. Dice: “Esperanza para mí no es que me digan qué toleran y qué no aceptan, porque en el fondo ¿quiénes son los miembros de la Iglesia para aceptar mis decisiones como persona? A la larga ellos son tan seres humanos como yo y en su prédica “todos somos iguales”.

Agrega que la institución religiosa no está orientando adecuadamente el tema del uso del condón. Las acciones de la misma no deben condenar a la sociedad por utilizar el preservativo “sino enseñarme el compromiso que implica dejar de usarlo”, expresó.

Heinz también reconoce que la Iglesia, como institución social, debería ser mucho más cercana. “Todos los que creemos y formamos parte de la Iglesia desearíamos que ésta dialogara de manera más abierta con las sociedad, que sintiera más de cerca sus inquietudes y necesidades. Al reconocer sus limitaciones no está disminuyendo su ser Iglesia, ni se está negando a su misión de llevar el Evangelio”.

  1. #1 por Antonio Fernández el 28 diciembre, 2010 - 10:29 PM

    Hola Indira:
    El título es para género noticia, no para encuesta. El estilo de la titulación debe ser breve, no telegráfico. Aún así, la primera parte del sumario, sobra. No se suelen mencionar en el sumario los nombres de pila de las personas, sino los perfiles, cargos, ocupaciones o profesiones.

    Vaticano debe ir con inicial mayúscula, es el nombre de un Estado como Venezuela, Italia, Reino Unido o cualquier otro.

    Error: no indica en la entrada las preguntas que le formuló a sus encuestados.

    El tercer párrafo sobra. Ahí debió escribir las preguntas que hizo. Además, es la oportunidad y el lugar donde debe mencionar los nombres de los entrevistados y sus oficios, cargos o profesiones. No es correcto hacerlo únicamente en el sumario. ¿Qué pasa si por razones de espacio un diseñador decide eliminar el sumario? El lector no sabría quiénes son esas personas y a cuenta de qué están hablando del tema.

    Celebro que se haya atrevido a romper la estructura lineal, esquemática. Bien.

    También buscó el equilibrio.

    Tiene varios detalles en la escritura. Debe revisar antes de publicar el texto.

    Calificación: 16.

Deja un comentario